domingo, 24 de febrero de 2008

Torres 20 Hors d'age


Brandy

Embotellado por Torres

Parellada (segun algunas fuentes también ugni blanc)

Roble Limousin

40,00% vol

30 €

Esta vez, y posiblemente sentando precedente, salgo de la parcela del whisky para meterme en los berenjenales del destilado de vino, por varios motivos: también me gusta el brandy (y la cerveza, y el vino, y el chocolate, y la música de Rameau, y...), soy un defensor de la biodiversidad (gastrodiversidad?) y mi abuela tuvo la bondad de regalarme esta botella. En fin, terminados los prolegómenos, vamos al trabajo: color cobre con reflejos ambarinos. En la nariz, franco, con notas florles (pronunciadamente de lilas), de ciruelas (pasas y damascenas muy maduras), especiadas y con un fondo de vainilla y pastelería con muy sutiles matices de maderas nobles que al ir terminando la copa van tomando un cierto tono de incienso. Estas impresiones se confirman en la boca, donde se hacen especialmente presentes las ciruelas y las lilas y, sobre todo, las especias, que hacen frente común en un claro carácter de comino. El cuerpo está caracterizado por una notable amabilidad contrastada con pinceladas del roble que quedan subsumidas en el carácter de comino.

domingo, 3 de febrero de 2008

Talisker 10 años



Single Malt

Islas (Skye)

10 años

Embotellado por la destilería (DIAGEO)

45,80% vol

33,75 €

Dorado intenso entrando en ambarino. En nariz, muy franco, destacan ya dos de los elementos que componen el carácter de este whisky: la malta y la turba, ambos intensos y complejos, con matices que se van intercalando y que dejan ver notas especiadas y marinas. Una vez que entra en la boca, la cubre completamente, con vigor y cuerpo. Es un whisky muy dulce, pero esta dulzura se ve perfectamente equilibrada (aunque a lo mejor "equilibrada" no es el término más adecuado para una sapidez así de marcada), después de una especie de pausa en el paladar en la que uno está a la espera a ver qué pasa, por dos complementos: la generosa dosis de turba más un tono picante (sí, "picante") que aumentan in crescendo hasta estallar en toda la cavidad bucal y en la garganta para después irse desvaneciendo entre notas yodadas (serán cosas de la sugestión, pero uno no puede evitar pensar en una ola rompiendo en la Costa da Morte). Una experiencia que uno siempre queda con ganas de repetir, sobre todo en días de frío. Se ve que es pariente de los Islays, potente, turboso y costero, pero sin tanta nota química/medicinal (esto no es un juicio, es una descripción). Imperativo conocerlo.